DALI
EL GRAN SUR DE CHINA
(Si estás interesado en saber la úbicación aproximada donde se ha tomado la foto click aquí ver mapa zona)
Guangxi y Yunnan reúnen la mayor variedad de climas, paisajes y poblaciones del territorio chino. Mesetas kársticas, altas montañas, bancales de arroz, ciudades que han preservado su antiguo atractivo y minorías étnicas que han conservado una acusada identidad cultural. Bienvenidos a la otra cara de la Nueva China.
Las quietas aguas matinales del río Li reflejan el cielo y las verdes montañas. Desde nuestra barca, remontamos el Lijiang – jiang significa río-, que atraviesa durante su escaso centenar de kilómetros uno de los paisajes más fascinantes de China y del planeta. Un mar de macizos kársticos de caprichosas formas se yerguen en sus serpenteantes orillas.
Estos farallones con nombres tan poéticos como ‘dragones jugando en el agua’, ‘la colina del loto verde’ o ‘joven venerando a Buda’ han sido pintados, caligrafiados y cantados por poetas de todos los tiempos. El río Li atraviesa la capital de la provincia de Guangxi, Guilin, cuyo nombre significa ‘bosque de osmantos’, que son unos bonitos árboles de flores rojas y blancas que florecen en otoño. Su fragancia, junto con la belleza natural del entorno, nos hace olvidar nuestro mundo occidental de pensamiento único y pragmático, para adentrarnos en ese otro que habla de olores, colores, formas diferentes y de magia. La belleza del lugar ha despertado la admiración de los viajeros desde tiempos inmemoriales, que viajaban desde regiones lejanas para contemplar con sus propios ojos estos panoramas poéticos.
Un refrán chino dice que “El paisaje de Guilin es el primero bajo el cielo”. Entre Guilin y Yangshou se concentran las mejores vistas. Los cruceros de lujo por el río Li que parten de Guilin, acogen a un gran número de turistas chinos, algo que no gusta a los que buscan la tranquilidad. Por ello es mejor marcharse directamente a la encantadora población de Yangshuo, o a las pequeñas aldeas de Xingping o Yangdi, y perderse entre los arrozales y los tramos del río a los que no llegan los autocares de los turistas.
Otro de los tesoros que esconde Guangxi son las terrazas de arroz Longji. Los chinos, tan aficionados a domeñar con la magia de las palabras sus paisajes más destacados, han bautizado este valle como la Columna del Dragón -que es el significado de la palabra Longji- Los bancales del Espinazo del Dragón son una proeza de la ingeniería agrícola, pues llegan hasta lo más alto de una serie de picos de 800 metros. Construidas durante la dinastía Yuan, hace 700 años, representan un ejemplo de la sabiduría y el trabajo conjunto de las minorías étnicas Zhuang y Yao, que supieron adaptar estos terrenos montañosos y agrestes para el cultivo de arroz mediante el sistema de terrazas. La aldea zhuang de Ping’an -de 600 años de antigüedad-, que se haya en el principal cerro de esta espina dorsal, se ha convertido en un centro de viajeros y en una base para explorar los bancales.
Aún siento vértigo cuando recuerdo la serpenteante carretera para llegar hasta allí, que salva un desnivel de más de 800 metros de altura en tan solo 6 kilómetros de distancia. La calzada termina en un aparcamiento desde el cual, varios senderos de losas de piedra conducen al pueblo. Ping’an no tiene calles, ni coches, ni bicis, por lo que todo es transportado a la espalda por la población local siguiendo los caminos empedrados.
Existen pocos sitios tan bellos como los bancales de arroz de Yuanyang. Los miradores de Ba Da, Lao Hu Zui o Duo Yi Shu, parecen colgarse sobre las terrazas. Las vistas desde aquí son siempre cambiantes, con sus infinitos colores que viran de tono a capricho de la luz. La escena es incluso más hermosa cuando la niebla cae sobre estos valles y solo quedan al descubierto los pueblos que coronan los montes; un verdadero espectáculo de islas flotando entre las nubes.
Pero también es interesante sumergirse en los campos de formas irregulares que se adaptan al relieve y siguen el contorno de las pendientes. Un campesino que está trabajando en los bancales nos explica, a base de señas, que el agua de riego es traída desde las cumbres de las montañas; ésta circula por los canales de bambú y se desliza entre los terraplenes que sirven de senderos a los agricultores y a los que nos adentramos en ellos. No hay vallas ni barreras, solo pequeños bosques detrás de los cuales se apelotonan los poblados.
La armonía general de estos lugares todavía no ha quedado trastocada por el progreso de las ciudades. Confiemos en que los grandes desafíos de la China del siglo XXI no impongan grandes cambios en el Gran Sur. Y que por muchos años podamos denominar las remotas Guangxi y Yunnan como los confines del imperio.
Ana Vara
(Si estás interesado en saber la úbicación aproximada donde se ha tomado la foto click aquí ver mapa zona)
Guangxi y Yunnan reúnen la mayor variedad de climas, paisajes y poblaciones del territorio chino. Mesetas kársticas, altas montañas, bancales de arroz, ciudades que han preservado su antiguo atractivo y minorías étnicas que han conservado una acusada identidad cultural. Bienvenidos a la otra cara de la Nueva China.
Las quietas aguas matinales del río Li reflejan el cielo y las verdes montañas. Desde nuestra barca, remontamos el Lijiang – jiang significa río-, que atraviesa durante su escaso centenar de kilómetros uno de los paisajes más fascinantes de China y del planeta. Un mar de macizos kársticos de caprichosas formas se yerguen en sus serpenteantes orillas.
Estos farallones con nombres tan poéticos como ‘dragones jugando en el agua’, ‘la colina del loto verde’ o ‘joven venerando a Buda’ han sido pintados, caligrafiados y cantados por poetas de todos los tiempos. El río Li atraviesa la capital de la provincia de Guangxi, Guilin, cuyo nombre significa ‘bosque de osmantos’, que son unos bonitos árboles de flores rojas y blancas que florecen en otoño. Su fragancia, junto con la belleza natural del entorno, nos hace olvidar nuestro mundo occidental de pensamiento único y pragmático, para adentrarnos en ese otro que habla de olores, colores, formas diferentes y de magia. La belleza del lugar ha despertado la admiración de los viajeros desde tiempos inmemoriales, que viajaban desde regiones lejanas para contemplar con sus propios ojos estos panoramas poéticos.
Un refrán chino dice que “El paisaje de Guilin es el primero bajo el cielo”. Entre Guilin y Yangshou se concentran las mejores vistas. Los cruceros de lujo por el río Li que parten de Guilin, acogen a un gran número de turistas chinos, algo que no gusta a los que buscan la tranquilidad. Por ello es mejor marcharse directamente a la encantadora población de Yangshuo, o a las pequeñas aldeas de Xingping o Yangdi, y perderse entre los arrozales y los tramos del río a los que no llegan los autocares de los turistas.
Otro de los tesoros que esconde Guangxi son las terrazas de arroz Longji. Los chinos, tan aficionados a domeñar con la magia de las palabras sus paisajes más destacados, han bautizado este valle como la Columna del Dragón -que es el significado de la palabra Longji- Los bancales del Espinazo del Dragón son una proeza de la ingeniería agrícola, pues llegan hasta lo más alto de una serie de picos de 800 metros. Construidas durante la dinastía Yuan, hace 700 años, representan un ejemplo de la sabiduría y el trabajo conjunto de las minorías étnicas Zhuang y Yao, que supieron adaptar estos terrenos montañosos y agrestes para el cultivo de arroz mediante el sistema de terrazas. La aldea zhuang de Ping’an -de 600 años de antigüedad-, que se haya en el principal cerro de esta espina dorsal, se ha convertido en un centro de viajeros y en una base para explorar los bancales.
Aún siento vértigo cuando recuerdo la serpenteante carretera para llegar hasta allí, que salva un desnivel de más de 800 metros de altura en tan solo 6 kilómetros de distancia. La calzada termina en un aparcamiento desde el cual, varios senderos de losas de piedra conducen al pueblo. Ping’an no tiene calles, ni coches, ni bicis, por lo que todo es transportado a la espalda por la población local siguiendo los caminos empedrados.
Existen pocos sitios tan bellos como los bancales de arroz de Yuanyang. Los miradores de Ba Da, Lao Hu Zui o Duo Yi Shu, parecen colgarse sobre las terrazas. Las vistas desde aquí son siempre cambiantes, con sus infinitos colores que viran de tono a capricho de la luz. La escena es incluso más hermosa cuando la niebla cae sobre estos valles y solo quedan al descubierto los pueblos que coronan los montes; un verdadero espectáculo de islas flotando entre las nubes.
Pero también es interesante sumergirse en los campos de formas irregulares que se adaptan al relieve y siguen el contorno de las pendientes. Un campesino que está trabajando en los bancales nos explica, a base de señas, que el agua de riego es traída desde las cumbres de las montañas; ésta circula por los canales de bambú y se desliza entre los terraplenes que sirven de senderos a los agricultores y a los que nos adentramos en ellos. No hay vallas ni barreras, solo pequeños bosques detrás de los cuales se apelotonan los poblados.
La armonía general de estos lugares todavía no ha quedado trastocada por el progreso de las ciudades. Confiemos en que los grandes desafíos de la China del siglo XXI no impongan grandes cambios en el Gran Sur. Y que por muchos años podamos denominar las remotas Guangxi y Yunnan como los confines del imperio.
Ana Vara
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EL GRAN SUR DE CHINA.
Esta página contiene la foto número 27.954 de nuestro catálogo, ha sido tomada y cedida a manbos.com por David Santiago durante un viaje de turismo realizado en Dali , China
.
La cámara utilizada ha sido una Canon EOS 5D Mark II dotada de un objetivo 24,0-70,0 mm mm, con una focal de 70 mm, una velocidad de disparo de 1/320 seg., una apertura de diafragma de F/8.0 y una sensibilidad ISO de 400. La fotografía ha sido vista hasta la fecha 2.509 veces.
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Dali - China 27954
Esta página contiene la foto número 27.954 de nuestro catálogo, ha sido tomada y cedida a manbos.com por David Santiago durante un viaje de turismo realizado en Dali , China
.
La cámara utilizada ha sido una Canon EOS 5D Mark II dotada de un objetivo 24,0-70,0 mm mm, con una focal de 70 mm, una velocidad de disparo de 1/320 seg., una apertura de diafragma de F/8.0 y una sensibilidad ISO de 400. La fotografía ha sido vista hasta la fecha 2.509 veces.
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Dali - China 27954
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