JERUSALEN
JERUSALEN
(Si estás interesado en saber la úbicación aproximada donde se ha tomado la foto click aquí ver mapa zona)
Jerusalén tiene cerca de 800.000 habitantes y es la mayor ciudad de Israel. Tras la guerra árabe-israelí de 1967 Jerusalén fue unificada e Israel pasó a tener el control absoluto sobre ella considerándola su “capital eterna e indivisible”. Más de 40 años después, todavía hoy se ve y se siente la línea “imaginaria” que separa el corazón de Jerusalén y de los jerosolimitanos.
Si alguien atraviesa por primera vez las murallas de la ciudad vieja de Jerusalén por cualquiera de sus siete puertas y cruza el barrio judío, el cristiano, el musulmán y el armenio, no puede pensar que está un sitio más del mundo, es imposible. Las tripas se encogen y la cabeza intenta ubicarse mientras se esquivan personas, militares israelíes casi adolescentes, puestos y carros llenos de cualquier cosa. Algunos carteles no escritos en hebreo permiten intuir la dirección que se debe seguir para visitarla ya que seguir el mapa no es dicho y hecho. Dentro de la ciudad vieja se puede encontrar el santo sepulcro, el muro de las lamentaciones y la cúpula de la roca. Hay gente que sueña toda su vida con tocar o ver alguna de estas maravillas sagradas que se pueden encontrar en un espacio que recorre a pie en menos de una hora. Pisar Jerusalén se considera por muchos un privilegio. No exageran.
Fuera de la ciudad vieja no se acaban los contrastes religiosos, sociales y de todo tipo. Es perfectamente posible cenar en una terraza y tomar una copa en un local a la última, atravesar el barrio de Mea Shearim entre los haredim o judíos ultraortodoxos y escuchar el silencio sepulcral de sus calles durante el sabbath o subir al Monte de los Olivos y tener la mejor vista de la ciudad mientras se piensa qué hace uno en esa ciudad con tanto misterio. Por encima de estas pequeñas realidades y vidas diferentes, asoma el muro gris que rodea parte de la ciudad y que separa Israel de los territorios palestinos. Cruzar un check point puede ser algo circunstancial para un turista, pero es para mucha gente una tarea diaria, un ritual macabro. Los coches se amontonan sin orden, hay ruido de bocinas, hay gente que vende cualquier cosa y gente que baja de los coches para que un chaval les inspeccione el maletero y le pida la documentación.
Jerusalén es desordenada, complicada, desbordada, muy tensa, obsesionada con la seguridad, bella. Tiene tanta fuerza que no es posible olvidarse de ella. Es sagrada para las tres religiones más importantes del mundo, por lo que no es fácil comprender la realidad de lo que sucede desde un solo punto de vista y por momentos, el exceso de información y espiritualidad aturde. Pese a esta mezcla de todo, a sus incongruencias, Jerusalén ha sido y aún lo es hoy, la más deseada, la más llorada, la más pensada y la más rezada de todas las ciudades de la historia de la humanidad y aunque sea imposible, sería bonito entender el motivo. Sin duda, la respuesta a esta duda la tienen las piedras de la ciudad vieja, ellas conocen su historia, su pasar de unas manos a otras durante siglos, sus asaltos, sus guerras y el flujo perenne de personas que sueñan con la ciudad y prefieren estar en ella antes que en cualquier otro lugar del mundo. Nunca se puede entender un lugar si no se ha estado, pero hay sitios que ni siquiera estando se entienden del todo. Puede que de ahí, venga el deseo extraño de volver a Jerusalén.
Javier Ruiz
(Si estás interesado en saber la úbicación aproximada donde se ha tomado la foto click aquí ver mapa zona)
Jerusalén tiene cerca de 800.000 habitantes y es la mayor ciudad de Israel. Tras la guerra árabe-israelí de 1967 Jerusalén fue unificada e Israel pasó a tener el control absoluto sobre ella considerándola su “capital eterna e indivisible”. Más de 40 años después, todavía hoy se ve y se siente la línea “imaginaria” que separa el corazón de Jerusalén y de los jerosolimitanos.
Si alguien atraviesa por primera vez las murallas de la ciudad vieja de Jerusalén por cualquiera de sus siete puertas y cruza el barrio judío, el cristiano, el musulmán y el armenio, no puede pensar que está un sitio más del mundo, es imposible. Las tripas se encogen y la cabeza intenta ubicarse mientras se esquivan personas, militares israelíes casi adolescentes, puestos y carros llenos de cualquier cosa. Algunos carteles no escritos en hebreo permiten intuir la dirección que se debe seguir para visitarla ya que seguir el mapa no es dicho y hecho. Dentro de la ciudad vieja se puede encontrar el santo sepulcro, el muro de las lamentaciones y la cúpula de la roca. Hay gente que sueña toda su vida con tocar o ver alguna de estas maravillas sagradas que se pueden encontrar en un espacio que recorre a pie en menos de una hora. Pisar Jerusalén se considera por muchos un privilegio. No exageran.
Fuera de la ciudad vieja no se acaban los contrastes religiosos, sociales y de todo tipo. Es perfectamente posible cenar en una terraza y tomar una copa en un local a la última, atravesar el barrio de Mea Shearim entre los haredim o judíos ultraortodoxos y escuchar el silencio sepulcral de sus calles durante el sabbath o subir al Monte de los Olivos y tener la mejor vista de la ciudad mientras se piensa qué hace uno en esa ciudad con tanto misterio. Por encima de estas pequeñas realidades y vidas diferentes, asoma el muro gris que rodea parte de la ciudad y que separa Israel de los territorios palestinos. Cruzar un check point puede ser algo circunstancial para un turista, pero es para mucha gente una tarea diaria, un ritual macabro. Los coches se amontonan sin orden, hay ruido de bocinas, hay gente que vende cualquier cosa y gente que baja de los coches para que un chaval les inspeccione el maletero y le pida la documentación.
Jerusalén es desordenada, complicada, desbordada, muy tensa, obsesionada con la seguridad, bella. Tiene tanta fuerza que no es posible olvidarse de ella. Es sagrada para las tres religiones más importantes del mundo, por lo que no es fácil comprender la realidad de lo que sucede desde un solo punto de vista y por momentos, el exceso de información y espiritualidad aturde. Pese a esta mezcla de todo, a sus incongruencias, Jerusalén ha sido y aún lo es hoy, la más deseada, la más llorada, la más pensada y la más rezada de todas las ciudades de la historia de la humanidad y aunque sea imposible, sería bonito entender el motivo. Sin duda, la respuesta a esta duda la tienen las piedras de la ciudad vieja, ellas conocen su historia, su pasar de unas manos a otras durante siglos, sus asaltos, sus guerras y el flujo perenne de personas que sueñan con la ciudad y prefieren estar en ella antes que en cualquier otro lugar del mundo. Nunca se puede entender un lugar si no se ha estado, pero hay sitios que ni siquiera estando se entienden del todo. Puede que de ahí, venga el deseo extraño de volver a Jerusalén.
Javier Ruiz
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correspondiente a la fotogalería
JERUSALEN.
Esta página contiene la foto número 20.050 de nuestro catálogo, ha sido tomada y cedida a manbos.com por Javier Ruiz Alcocer durante un viaje de turismo realizado en Jerusalen , Israel
.
La cámara utilizada ha sido una NIKON D200 dotada de un objetivo 18-200mm f/3.5-5 mm, con una focal de 18 mm, una velocidad de disparo de 1/400 seg., una apertura de diafragma de F/10.0 y una sensibilidad ISO de 400. La fotografía ha sido vista hasta la fecha 2.973 veces.
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Jerusalem - Israel 20050
Esta página contiene la foto número 20.050 de nuestro catálogo, ha sido tomada y cedida a manbos.com por Javier Ruiz Alcocer durante un viaje de turismo realizado en Jerusalen , Israel
.
La cámara utilizada ha sido una NIKON D200 dotada de un objetivo 18-200mm f/3.5-5 mm, con una focal de 18 mm, una velocidad de disparo de 1/400 seg., una apertura de diafragma de F/10.0 y una sensibilidad ISO de 400. La fotografía ha sido vista hasta la fecha 2.973 veces.
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Jerusalem - Israel 20050
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