The Master Compact
Madrid, 11 de enero de 2012
En septiembre de 2000, Canon presentaba por primera vez
una nueva serie de cámaras etiquetadas con el nombre de
PowerShot G, que estaban destinadas a conquistar el mercado de
los prosumer o aficionados adelantados que deseaban disponer de
una cámara compacta de calidad, con todas las posibilidades de
control manual, para convertirse en una segunda cámara que
pudiera llevarse a todas partes sin llamar mucho la atención.
Con esta intención nació la Canon PowerShot G1, dotada con un
sensor CCD de 1/1.8”, 3.14 megapixels efectivos y un precio de
cerca de 1.200€, acorde con el resto de aparatos de la misma o
parecida gama por aquellas fechas.
La G1 tuvo éxito a pesar de grandes deficiencias que ahora nos parecerían
impensables, pero que, en comparación con otros productos de la
competencia, sobresalía en muchos aspectos, como era calidad de
imagen, resolución y nitidez, sobre todo si se utilizaba el
formato RAW. Adolecía de importantes problemas de aberración
cromática, tendencia a la sobre-exposición en escenas oscuras y
distorsiones acusadas al usar el objetivo en gran angular.
La mayoría de los problemas de la G1 se corrigieron al año
siguiente, con la salida al mercado de la Canon PowerShot G2,
una pequeña actualización aumentada a 3.8 megapixels y poco más.
Prácticamente cada año, Canon ha ido presentando una nueva
versión mejorada de la serie G, con algunos altibajos en
cuestión de aciertos y cambios no muy bien recibidos, como
cuando se decidió suprimir la opción del formato RAW en algunos
modelos intermedios o prescindir del monitor LCD articulado, que
motivaron muchas críticas negativas de los seguidores de esta
serie y que, juiciosamente, Canon tuvo en cuenta a la hora de solucionar estos problemas
en las siguientes versiones.
Mientras que los sensores de la serie G iban subiendo su resolución hasta alcanzar los 14 megapixels, los
precios iban bajando, haciéndose más asequibles y prometedoras
estas cámaras compactas de alta gama. Finalmente, el mercado se dio
cuenta de que el aumento de megapixels no conducía
necesariamente a mejorías apreciables, y Canon optó por rebajar
la resolución del sensor de sus series G hasta los 10
megapixels, agrandando, en compensación, el tamaño físico del
sensor, con lo que se ganaba en gama tonal y reducción de ruido
electrónico. La PowerShot G12, última cámara de esta gama,
presentada en septiembre de 2010, disponía de un sensor de
tamaño 1/1.7” (7,44 x 5,58mm) y una resolución de 10 megapixels,
lo que unido a una óptica muy afinada y un motor gráfico
mejorado, puede conseguir tomas de excelente calidad con buena luz.
Al mismo tiempo, las cámaras de visor electrónico sin espejo, con ópticas intercambiables, o cámaras
EVIL (Electronic Viewfinder with Interchangeable Lens), han ido posicionándose en el mercado como una opción muy
interesante para todo aquel que busque un sistema de reducido
tamaño, calidad parecida a las réflex de iniciación (o también
llamadas de entrada al sistema) o incluso mayor, ya que suelen
estar dotadas de sensores mucho más grandes que los que utilizan
las compactas e igualan al de las réflex que no disponen de
formato universal o completo. Estas cámaras EVIL aún no disponen
de una gran variedad de ópticas intercambiables, pero de momento
son suficientes para la mayoría de los usuarios y es de esperar
que poco a poco vayan siendo sistemas más completos y dignos de
consideración.
Hoy día todas las marcas han puesto en el
mercado alguna cámara EVIL, debido a la gran demanda que se está
produciendo para este nuevo formato. Excepto Canon. Parece que
Canon se resiste a fabricar una cámara réflex sin espejo, aunque
ya empiezan a oírse rumores acerca de un próximo lanzamiento que
se presupone sea revolucionario.
Y cuando ya parecía que Canon se había olvidado de su famosa serie G, de repente nos
anuncia una sucesora de la PowerShot G12, la PowerShot G1 X que,
aparte del parecido físico externo, poco tiene en común con su
antecesora.
Canon ha dado un gran salto cualitativo con
la G1 X, para establecer, por fin, un nuevo segmento de
auténticas compactas profesionales. Hasta ahora, las PowerShot
de la serie G servían muy bien como apoyo en ciertas ocasiones en
las que no se quería cargar con todo el equipo a cuestas para
hacer determinadas fotografías en las que no era imprescindible
obtener grandes impresiones de calidad o simplemente para viajar
cómodamente con la cámara en el bolsillo sin llamar la atención.
La serie G ha cumplido muy bien este propósito hasta ahora, con
las lagunas típicas de las limitaciones de su pequeño sensor,
incapaz de darnos la satisfacción de una cámara réflex en
condiciones pobres de luz, utilizando altas sensibilidades.
Pero la PowerShot G1 X lleva en su interior un gran sensor
CMOS de tamaño 18.7 x 14mm, solo un 20% más pequeño que el que
Canon usa en muchas de sus DSLR, 16% más grande que los sensores
que llevan las cámaras del sistema Cuatro Tercios (réflex sin
espejo), doce veces mayor que el que incorpora la última EVIL de
Nikon 1 y seis veces el tamaño del sensor de la PowerShot G12.
Esto unido a una nueva óptica fija de 28-112mm de focal,
F/2.8-5.8, resolución de 14 megapixels, RAW de 14 bit, 4.5fps e
ISO 100-12800, convierten a la G1 X en una auténtica segunda
cámara compacta para el profesional y el aficionado exigente.
Aparentemente no se trata de una continuación de la saga
PowerShot G, sino de una nueva serie de cámara compacta que va a
poner en apuros a las cámaras réflex sin espejo, e incluso a
muchas réflex convencionales. Esperamos y creemos que este tipo
de competencias siempre es buena para los fotógrafos que
terminarán siendo beneficiarios de los logros, cada vez mejores,
de los fabricantes.
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PowerShot G1 X en la web de Canon
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