Hong Kong

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Hong Kong es la segunda ciudad del mundo con mayor número de rascacielos y gracias a ello su skyline se ha convertido en una de las atracciones turísticas de la ciudad. Tanto es así que el departamento de turismo de Hong Kong organiza espectáculos de luz y sonido, todos los días de la semana, en los que participan la mayoría de los edificios que conforman este skyline.

Pero es al atardecer, mientras el espectacular telón de fondo del horizonte empieza a iluminarse desde la penumbra y los rascacielos parecen cobrar una nueva y brillante vida de neón, cuando se debe contemplar este único paisaje desde uno de los típicos juncos que realizan cruceros por su bahía zarpando desde los muelles de Puerto Victoria, cuya fascinante actividad naviera nos recuerdan que estamos en el puerto más concurrido del mundo.

The Peak Tower , al que se llega mediante el Peak Tram, un tranvía arrastrado por cables de acero que sube 373 metros, proporciona otra de las vistas más inolvidables de Hong Kong. Desde aquí se puede abarcar con la vista toda la ciudad circundante, el puerto Victoria y la ciudad de Kowloon, una impresionante suerte de rascacielos y laderas verdes.

Hay tantos lugares de interés en Hong Kong que resulta difícil decidirse por alguno en particular, pero algunos son imprescindibles de visitar, como por ejemplo Hollywood Road y Upper Lascar Row, también conocido como Cat Street, un lugar repleto de tiendas de antigüedades y un mercado de curiosidades al aire libre. En este sitio tan pintoresco se puede encontrar cualquier cosa, desde muebles y objetos de la dinastía Ming hasta lámparas de loto para insignias de Mayo, pero eso sí, es necesario regatear todo lo que sea preciso, como parte del juego. No hay que perderse tampoco Man Mo Temple, un tributo al dios de la literatura (Man) y al dios de la guerra (Mo), lleno de bobinas gigantes de incienso colgadas del techo.

El Mercado del Oeste, impresionante edificio de ladrillo, el puerto de Aberdeen, donde vive la gente en sus juncos de pesca, Lan Kwai Fong un bullicioso laberinto de bares, clubes, discotecas y tiendas de delicatessen de estilo occidental para los más noctámbulos, sin olvidarse del hipódromo de Happy Valley, cuya visita es una oportunidad única para capturar la esencia y vitalidad de la cultura china.